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Cuando enfrente el cáncer, alimente su fe, no sus miedos

Cuando enfrente el cáncer, alimente su fe, no sus miedos

Cuando a alguien se le diagnostica cáncer, la primera pregunta a menudo se centra en su plan de tratamiento médico: ¿Necesitaré cirugía, radioterapia, quimioterapia o quizás una combinación de opciones? Estos tratamientos son necesarios para combatir el cáncer. Algunos pacientes también han descubierto que un plan de curación espiritual los ayuda a prepararse para el camino que les espera: mente, cuerpo y espíritu.

El cáncer no solo te ataca físicamente; También te destroza mental, emocional y espiritualmente. Para muchas personas, la fuerza espiritual es fundamental en la lucha contra el cáncer. La fortaleza espiritual puede ayudarlo a mantener un sentido de esperanza, fe y valor frente a la enfermedad.

Mientras luchas contra el cáncer, necesitarás la ayuda de tus seres queridos, amigos, familiares, la comunidad médica y, para algunos, la comunidad religiosa y, sí, Dios. No puedes hacer esto solo. Un paso importante para volverse más fuerte espiritualmente es hacer las paces en tres áreas principales de su vida. El primero es hacer las paces contigo mismo. Tú no causaste esta situación. El cáncer no discrimina No importa si eres una buena persona, una persona sana, cristiana, no cristiana, joven o vieja. Cualquiera puede contraer cáncer. Así que haz las paces contigo mismo y sé amable contigo mismo en el camino que tienes por delante.

Luego haga las paces con los demás, espirituales si no personales. Perdona a los demás y deja atrás el dolor y los crímenes del pasado. No tienes tiempo para seguir invirtiendo en el dolor emocional que podría agotar tu alma. lo dejó ir. Perdona y vive. Haz las paces con Dios. Dios no te dio cáncer. Muchos pacientes pueden preguntar, «¿Por qué Dios?» Preguntar por qué la respuesta natural es centrarse en «¿Por qué Dios?» Puede confundirte y frustrarte. Intenta posponer esta pregunta y reconciliarte con Dios. Le ayudará a avanzar en su viaje con el cáncer y en la vida.

Finalmente, desarrolle su propio plan de cuidado espiritual personal. Alimenta tu alma. Alimenta tu fe, no tus miedos. Su plan de cuidado espiritual puede incluir:

  • vocación
  • Práctica devocional diaria
  • llevar un diario
  • Meditación (Calma tu alma para escuchar a Dios)
  • Leer las escrituras
  • Encuentre un lugar seguro para hablar, desahogarse y llorar con los demás.
  • Conéctese con actividades que levanten su espíritu, como terapia artística, musicoterapia, caminar, risoterapia y descanso.

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